¿Por qué imponéis vuestras convicciones a los demás?


¿Por qué imponéis vuestras convicciones a los demás?

SOCIEDAD


No se trata de imponer creencias, sino de pensar juntos sobre nuestra responsabilidad hacia los animales no-humanos a partir de los datos periodísticos y científicos más recientes. Muchos reportajes muestran condiciones de vida monstruosas para los animales, y los estudios científicos sugieren que los animales tienen una forma de subjetividad, que defienden sus vidas y que por lo tanto tienen intereses (personalmente yo pienso que basta con intercambiar una mirada con un animal para saberlo, pero si algunos necesitaban estudios ya los tienen!). La idea del animal-máquina ha sido cuestionada por muchos filósofos y científicos durante siglos. De Condillac en el siglo XVIII hasta Jacques Derrida en el siglo XX. Investigadores en la ética aplicada como Tom Regan tienen argumentos sólidos que incluyen los animales en el círculo de nuestra consideración moral. Desde este punto de vista, el entendimiento de los intereses propios a los animales es más que urgente puesto que la opresión que sufren, bajo una producción industrializada, responde a una demanda mundial creciente de productos de origen animal. Por lo tanto, cuando reconocemos que los animales tienen un interés en vivir sus propias vidas, parece justo darles razón y por lo tanto el derecho de vivir según sus intereses. Pero no se trata de hacerlo sin la sociedad ni en contra de ella.

Se trata de hacer valer un punto de vista diferente del pensamiento dominante, sin o con poca cobertura en los medios de comunicación y en los círculos académicos. Al contrario, los poderosos grupos de presión de la industria alimentaria disponen de medios desproporcionados para consolidar su posición y sus pensiones. También tienen ellos de su lado el peso de la tradición, la inercia de las costumbres, el miedo de la no conformidad: si se imponen valores, son de hecho los del carnismo dominante.

No se trata de imponer un punto de vista (de hecho, ¿cómo podríamos?), pero de suscitar y estimular un debate de ideas sobre temas que corresponden a la política. En efecto, si algunos aspectos de la ética ccorresponden a una elección personal, es sobre todo eminentemente una cuestión política ya que implica a otros individuos: los animales por supuesto, pero también toda la sociedad ya que esta ética constituye uno de sus fundamentos.

Algunos progresos sociales mayores como por ejemplo la abolición de la esclavitud o los derechos de las mujeres, fueron precisamente obtenidos gracias a un cuestionamiento de la sociedad hecho de manera pública, de las prácticas que antes se consideraban pertenecer a la esfera personal. Todas las ideas progresistas han encontrado oposición por parte de los individuos que benefician de las prácticas en cuestión.

Los activistas por los derechos de los animales quieren informar y persuadir (como cualquier movimiento político o asociativo). Reprocharíamos a una organización humanitaria de alertar la opinión pública, de informar y convencer sobre la necesidad de actuar? Consideraríamos que pretenden imponer sus convicciones?

Las encuestas muestran una empatía ampliamente compartida hacia los animales de granja. Tres franceses sobre cuatro y nueve alemanes sobre diez dicen estar preocupados por el bienestar de los animales cuando compran un producto alimentario de origen animal. Si estas personas fueran conscientes de la realidad de la condición animal, se indignarían. Sin embargo, la industria y el comercio de productos de origen animal esconde detrás de una fachada marketing las condiciones de vida reales y el masacre del ganado. Por lo tanto, ¿podemos realmente hacer una elección consciente e informada cuando todo esta controlado por la industria agroalimentaria así como por las partes interesadas de la explotación animal, para mantener al público en la ignorancia y en ilusiones?

Además, reconocemos que las mascotas tienen sensibilidad (gatos, perros), pero ignoramos generalmente que el ganado (conejos, gallinas, cerdos, vacas) tienen habilidades cognitivas, comportamientos y necesidades muy similares a los de nuestras mascotas. Colmo de la esquizofrenia, reconoceremos o no - dependiendo del contexto y de las afinidades - diferentes necesidades y estatutos diferentes a una misma especie. Los conejos y a los caballos pueden ser tanto miembros de una familia, tanto bienes de consumo.

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